Castillo en el desierto

Castillo en el desierto

lunes, 1 de enero de 2024

REFLEXIÓN DE INICIO DE AÑO (2024)

Si para estas celebraciones de Navidad y Fin de Año tuviste una mesa servida, llena de platillos deliciosos y abundantes, compartiendo al lado de tus seres queridos, en un ambiente de alegría y festejo, siéntete afortunado y agradece a Dios haber tenido esa dicha, porque miles de personas en diferentes partes del mundo, no tuvieron más que unos mendrugos de pan o ni siquiera eso para saciar no su gusto sino su hambre, cuántos permanecieron en soledad, otros, la pasaron fatal bajo un ambiente de violencia, discordia, abandono, frustración o zozobra en su mente y corazón.


 

Hablar de cosas tristes, reflexionar sobre puntos serios, no parece ajustarse al espíritu festivo que impera en estos días con justa razón. Sin embargo, no es mi intención volver sombrío y grave un tiempo colorido, luminoso, sino llevar a nuestra conciencia el hecho de que no existimos en este mundo para solo vivir nuestra vida de forma egoísta, ajena al sentido de comunidad, sin tener en consideración real nuestra humanidad compartida con el resto de seres humanos, especialmente los que tenemos más cercanos y a los que podemos llegar también con  nuestras acciones, nuestras palabras, nuestros deseos y oraciones.

Sí, celebremos, porque hay mucho por celebrar, y vayamos más lejos aun: sepamos agradecer, en primer lugar nuestra vida,  porque perfectamente podríamos encontrarnos bajo tierra pero si la Providencia nos tiene vivos es por alguna razón y vale la pena que busquemos sentido a nuestro estar aquí y ahora. Añadamos a la luz propia de estos días, el calor de la empatía, de la solidaridad, del apoyo efectivo con aquellos menos afortunados a quienes regalarles una sonrisa, ponerles atención sincera, darles un abrazo, obsequiarles alimento que nutra el cuerpo y una actitud fraterna que conforte el alma, puede marcarles una importante y oportuna diferencia, por más que podamos tener por poco lo que aportemos. Porque al final, y más allá de que nos puedan reconocer o no lo que  les demos, nuestra satisfacción será precisamente el saber ofrecer desde y con el corazón, con recta intención y buscando el bien del prójimo.

Y en el caso particular de nuestros seres queridos: que su alegría nos alegre, sus dolores nos duelan, que puedan hallar en nosotros un lugar seguro, de comprensión , amor y apoyo.

Mis mejores deseos y bendiciones para todos en este año del Señor 2024.

No hay comentarios:

Publicar un comentario