Castillo en el desierto

Castillo en el desierto

viernes, 24 de noviembre de 2023

Democracia liberal , el Ecce Homo justificado y perpetuado


 

A Jesús lo condenó a muerte el poder político por temor a represalias de instancias temporales superiores. Pilato, en una forma desesperada además de insostenible de intentar salvar al Redentor, deja en manos de la muchedumbre la decisión de absolver o de condenar a Cristo.  Y  por instigación de la autoridad religiosa, el "Pueblo" representado en la multitud que presenciaba el juicio más inicuo de la historia, acaba pidiendo la muerte del Autor de la vida y la liberación del malhechor Barrabás. No le sirvió su "Ecce homo" (He aquí el hombre) al gobernador, para sensibilizar y mejor aun, concientizar a los concurrentes de la inocencia del Salvador.  La plebe dio su veredicto, Pilato dictó la terrible sentencia, el sacerdocio corrompido acogió con complacencia en su mortal ceguera y falta de discernimiento, la brutal resolución.  Se resolvió por voto el destino mortal del Rey inmortal. Triunfó la democracia liberal. Con el respectivo detrimento de la justicia, la verdad y el bien.

La democracia liberal se fundamenta en la voluntad  y el número, no en la razón ni en la justicia ni en el bien común. Desconoce cualquier tipo de orden, sea natural o divino, salvo el suyo propio. Tiende a igualar lo desigual, a relativizar lo absoluto, a absolutizar lo relativo, a tolerar todo salvo a la intolerancia,   a supuestamente fomentar el pensamiento crítico pero encargándose de censurar o penalizar a quienes  la critiquen. 

Es la glorificación del pulso coyuntural,  la guerra civil endémica, la manipulación de masas para fines electorales, la carta de ciudadanía a la mediocridad, el ignorantismo culpable por intencional, de la noción de bien y mal, y finalmente, el instrumento necesario de élites oscuras para la neutralización y acomodamiento de las mentes y espíritus al  establecimiento próximo del orden mundial más despótico y perverso que haya conocido  la humanidad.

domingo, 19 de noviembre de 2023

IR CONTRA NATURA...PASA FACTURA


 Me puedo poner una capa, disfrazarme, sentirme que soy Superman y no por eso ser un superhéroe. Y si me asaltan y disparan, no tendré super fuerza ni invulnerabilidad que me protejan.

 Puedo tener un par de harapos caros, de marca,  lucirlos con actitud de pavo real, pero si no tengo una jugosa cantidad de dinero en mi cuenta bancaria o activos de alto valor, no pertenezco a la clase alta, por más gente de apellidos rimbombantes o en puestos de poder que pueda conocer y codearme con ellos.

 Puedo saltar de un edificio de 30 pisos, diciendo que la ley de la gravedad es una construcción social impuesta por los científicos, pero mi curiosa creencia no me salvará de caer y estrellarme fatalmente dejando un reguero de sangre digno de Tarantino.

 El factor común en estos casos y en tantos más en la vida real incluso, algunos avalados  y hasta impuestos sistemáticamente por oscuras fuerzas intelectuales, sociales y políticas, es aferrarse irracionalmente a puros deseos, espejismos, ilusiones y falsas ideas que por un lado distorsionan nuestra percepción de la realidad y por otro, atentan contra el sentido común y los límites que nos impone nuestra propia naturaleza, que es de una forma determinada, con características y posibilidades sanas marcadas por el buen uso de la razón y la voluntad.  Cuando ambas son reemplazadas por el capricho o por impulsos desordenados de decisiones amparadas en subjetivismo radical y puro, al margen de la sensatez y de la propia naturaleza humana, así como de la ley divina y natural, terminan en algún momento cobrando factura, no pocas veces, cara, llena de autoegaño, dolor, desilusión e incluso, muerte.