Castillo en el desierto

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domingo, 11 de noviembre de 2018

Marcha “La Familia es Vida”: noticia y algunos aspectos a considerar sobre la ideología de género



El sábado 03 de noviembre de 2018 se llevó a cabo en San Salvador, capital de El Salvador, la Marcha denominada “La Familia es Vida”, cuyo objetivo fue manifestar públicamente la defensa de la familia tradicional y un rechazo decidido a la ideología de género y al aborto. Comenzó a las 2:30 pm saliendo de la Plaza Salvador del Mundo y su punto de llegada, alrededor de las 4 de la tarde fue la Plaza Gerardo Barrios, frente a la Catedral capitalina.

Se estima que se unieron cerca de 5000 personas, representando 70 instituciones, agrupaciones y movimientos tales como iglesias evangélicas, CITIZEN GO, Fundación Sí a la Vida, Mujer en Acción, Médicos por la Vida El Salvador, Heartbeat El Salvador, Movimiento 1+1, Lumen 2000 y Fundación Forja, entre otros muchos más.

Julia Regina de Cardenal, presidenta de la Fundación Sí a la Vida, señaló en una reciente entrevista con ACI Prensa que “somos muchos los que pedimos que se respete el derecho de los padres como primeros, principales e insustituibles educadores de nuestros hijos, ante las amenazas de la ideología de género que está avanzando en programas de este Gobierno”.

Opinó que una de las amenazas concretas derivadas de esta ideología es el documento educativo de “Educación Integral de la Sexualidad”, en tanto que “incita a los niños desde párvulos a buscar placer sexual individualmente o con otra persona”.

Otro punto que criticó fue “la ‘Estrategia Nacional Intersectorial de Prevención del Embarazo’, patrocinada por Fondo de Población de las Naciones Unidas  y la Unión Europea, que promueve la anticoncepción como uno de los ‘derechos sexuales y reproductivos’ para niñas, indiscriminadamente y sin el conocimiento de los padres”.


Durante el recorrido, voceros y acompañantes iban alternando las siguientes frases entre varias más:

-“A mis hijos los educo yo, con mi familia no te metas”.

-“Alto a la dictadura de la ideología de género, sí a la familia”.

-“Los niños son de los padres, el Estado no tiene hijos”.

-“Queremos una educación sexual científica biológica, sin ideología de género”.

Algunas cuestiones con las que los manifestantes se mostraron en desacuerdo:

-Que se enseñe ideología de género, en ningún ámbito del gobierno, incluso en las instituciones educativas.

-Que se les quite el derecho a los padres de educar a sus hijos en cuanto a la moral sexual.

Por otra parte, adhirieron a lo siguiente:

-A que los padres tengan participación directa como agentes primarios y naturales de la educación.

-A que se respete la libertad religiosa, la libertad de creencias y de cátedra a las instituciones educativas.

-A la educación y no erotización de los menores.

-A que se respete la inocencia de los niños.

Llegada la marcha a la Plaza Gerardo Barrios, algunos líderes dirigieron discursos alusivos, destacando la participación del Pastor de la iglesia Comunidad Cristiana, Numa Rodezno.

Entre los mensajes que se compartieron se encontraron los siguientes puntos:

-El género se asigna a las cosas, no a las personas, quienes lo que tienen es sexo, por su dimensión biológica y forma de reproducción.

-La ideología de género abre las puertas a reivindicaciones cómo:

1.La reducción de la edad legal para poder tener relaciones sexuales, poniendo como ejemplo el caso de España que según el pastor Rodezno, lo permite a los 16 años y de acuerdo a él  algunos intentan reducirla aún más.

2. Respecto a la pedofilia, en casos como en Canadá, de acuerdo a Rodezno, se ha introducido una pieza de correspondencia para intentar despenalizarla.

3. Algunos incluso llegan al extremo de abogar por llevar la libertad sexual hasta la licitud de la zoofilia  y el incesto.

-Ideologías de corte totalitario, como el comunismo han producido la muerte de millones de personas. Con frecuencia, los propulsores de la ideología de género, siendo precisamente ideología, pretenden darle estatus de teoría y bajo  la capa de “derechos humanos” así como de “educación sexual y reproductiva”, suelen fomentar el aborto como un “derecho” y “conquista” de las mujeres. Este tipo de mentalidad progresista, en tanto negadora de los derechos de los seres humanos en el vientre de sus madres, ha causado mayor número de muertos que la suma de los asesinados por regímenes totalitarios. 


Antes de concluir esta nota, quisiera realizar algunas consideraciones:

-La importancia del lenguaje como vehículo conceptual y por tanto, como herramienta para visibilizar u ocultar pensamientos, intenciones e intereses. Mientras que para grupos de pensamiento conservador o tradicional, este conjunto de ideas y visiones sobre la libertad, derechos e identidades sexuales suele llamarse ideología de género, haciendo énfasis en que se trata de una bandera ideológica, para sus defensores conviene llamarle “teoría de género”, como si se tratase de presupuestos con base científica, y con frecuencia prefieren impulsar estas ideas como “derechos sexuales y reproductivos” (incluyendo el aborto) para que intentando ser ubicadas bajo los derechos humanos, puedan tener mayor aceptación en el ámbito cultural, así como en el legal, que es hacia donde están apuntando con mayor fuerza los liberales radicales en estos últimos años.

Es de notar que la ideología de género lleva décadas de estar difundiéndose, cada vez en más ámbitos, pasando de limitados círculos académicos y culturales, a ser moneda común en los medios de comunicación e incluso constituida como orientación oficial en dependencias gubernamentales. Aunque la acción conjunta de los aparatos productores y reproductores ideológicos ha logrado que exista una parte considerable de la población en varios países occidentales que acepta los presupuestos y victorias legales que la ideología de género ha conseguido para su causa, al menos en Hispanoamérica pareciera que la mayoría de personas no la acepta parcial o totalmente, debido a factores religiosos como culturales.

 El conflicto contemporáneo estriba en la diferencia irreconciliable entre las visiones e intereses, precisamente, de identidades encontradas. Frente a la reivindicación de nuevas identidades y prácticas sexuales “libres de prejuicios”, así como a la definición particular que de persona humana hacen ideologías de carácter naturalista y materialista, chocan por otro lado, pensamientos y praxis de corte religioso y tradicional, que conciben al ser humano como tal desde el momento de su concepción y por tanto, como sujeto de derecho aún  bajo esa condición.  En concordancia con la biología humana, reconociendo las diferencias psicológicas, neurológicas, genitales y genéticas entre el hombre y la mujer, no aceptan la diversidad de identidades sexuales ni su plataforma bajo la categoría de “género” (que algunos llegan a contar hasta en 70 géneros), al considerar que su núcleo teórico no tiene una sólida base científica, sino que se fundamenta en la artificialidad de ingeniería social y la subjetividad.

 Si de suyo la ideología de género es discutible en sus aspectos teóricos, lo más preocupante se encuentra en la presión que sus propulsores ejercen no solo para divulgarla, sino para tratar de imponerla como si se tratase de una antropología normativa y llamada a configurar la mentalidad y leyes de la civilización. De un estatus de simple corriente que puede tener más o menos adeptos, pretende convertirse en la ortodoxia, el paradigma de la educación y de la normativa socio-estatal.

Es innegable la existencia de un lobby internacional que no contento con divulgar la ideología de género en diferentes instituciones y organismos como la ONU y sus dependencias o en decenas de ONG’s y fundaciones, por medio de la presión financiera amordazan o compran voluntades de aquellos que aunque no estuvieran convencidos, se verían obligados a incluir los intereses ideológicos y prácticos acordes a la ideología de género, so pena de cortarles auxilio económico o negarles financiamiento a proyectos. Este proceder, sumado a la patente falta de voluntad o incluso,  a la prohibición de discutirla, tal como se ha evidenciado en varios círculos académicos o gubernamentales, nos hace legítimo poder pensar en que se trata de una impostura, de una dictadura liderada por y para unas minorías que quejándose de que su pensamiento, praxis e identidades no son aceptadas por una buena parte de la sociedad, sin embargo, parecen no darse cuenta que al menos tácitamente, cuando no con frecuencia de forma explícita, dichas minorías niegan la validez de las identidades religiosas e ideológicas de sus contradictores. Con su discurso y en varias manifestaciones, pretenden que la moral tradicional y la religión no solo son cuestiones obsoletas, irracionales y hasta “peligrosas”, sino que de hecho, según ellos, no deberían poseer ningún peso en el debate público y legislativo. Uno tiene derecho a preguntarse si puede haber una forma más clara de ningunear aspectos identitarios que suelen ser partes muy apreciadas de millones de personas, como lo son su religión, idiosincrasia y moral.

Lo anterior debe crear conciencia en aquellos que defienden la vida, la familia y valores tradicionales de que nos encontramos en un punto histórico en que se hace necesario definirse, tomar posición y actuar. No omitimos mencionar, sobre todo para los creyentes, que es necesario darse cuenta de que este tipo de ideologías no hubieran sido posibles de no existir previamente la aceptación en nuestras sociedades de un liberalismo ideológico, político y cultural, que ha pretendido que lo religioso quede relegado al ámbito privado y que ha permitido que el laicismo se convierta una mentalidad estatal indiscutible, y que ahora se muestra beligerante con la limitación pública de la manifestación y alcance religioso en la sociedad contemporánea. Casos como la constante voluntad de tratar de eliminar las procesiones católicas en diferentes ayuntamientos españoles, la omisión de aludir a festividades religiosas cristianas  en calendarios de la ONU  o en rememoraciones de gobiernos, (aunque tengan un arraigo popular profundo y por siglos, como la Navidad), el retiro de símbolos religiosos de instituciones y hasta de lugares públicos porque pueden ofender a no creyentes o creyentes de otras religiones, sin olvidar la tendencia de desaprobar la inclusión de motivos identitarios religiosos en discursos dentro de discusiones legislativas, son solo algunas muestras del carácter miliciano al que ha llegado este tipo de laicismo.

La invitación es por tanto, a estudiar sobre estos temas, para ensanchar nuestro conocimiento y tener la capacidad de entenderlos y poder discutirlos con seriedad. También a identificar quiénes promueven dentro de nuestros países o a nivel internacional la ideología de género y el aborto, así como quienes, el respeto por la vida humana y los principios y valores tradicionales. A estos últimos, se nos hace imperativo apoyarlos como podamos: económicamente, asistiendo a sus actividades, difundiendo sus publicaciones, haciendo partícipes a otros de las obras que impulsan, colaborando directamente, etc. No olvidar tampoco identificar proyectos educativos o legislativos en que se propugne la formación antitradicional que hemos venido criticando, para tomar las medidas correspondientes. Y dado que en El Salvador nos encontramos en campaña electoral, no puedo dejar de decir que entre los aspectos a valorar para otorgar nuestro voto, no debería faltar tomar en cuenta qué fórmulas presidenciales o partidos, por su historia, ideología y quehacer político están dispuestos realmente a defender nuestra visión sobre los temas que hemos abordado aquí. Por cierto, tener en cuenta que si los políticos, institutos políticos o movimientos ciudadanos con vocación de influencia en la vida política nos llegan a defraudar en estos aspectos, deberemos hacerles saber públicamente nuestra justa indignación y que o se vuelven coherentes con su compromisos, o pondrán en peligro que continuemos apoyándolos. Porque tolerar las claudicaciones políticas en estos temas, conduce indefectiblemente a que la ideología de género y el aborto acaben imponiéndose. Si no lograron hacerlo por medio del convencimiento, lo buscarán a través de la ayuda activa de sus defensores políticos o…a la grave omisión de reacción contraria por parte de los políticos en que hemos confiado.

Oración, conciencia, estudio, organización y acción son las armas a ocupar en esta lucha.