Castillo en el desierto

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domingo, 11 de noviembre de 2018

Marcha “La Familia es Vida”: noticia y algunos aspectos a considerar sobre la ideología de género



El sábado 03 de noviembre de 2018 se llevó a cabo en San Salvador, capital de El Salvador, la Marcha denominada “La Familia es Vida”, cuyo objetivo fue manifestar públicamente la defensa de la familia tradicional y un rechazo decidido a la ideología de género y al aborto. Comenzó a las 2:30 pm saliendo de la Plaza Salvador del Mundo y su punto de llegada, alrededor de las 4 de la tarde fue la Plaza Gerardo Barrios, frente a la Catedral capitalina.

Se estima que se unieron cerca de 5000 personas, representando 70 instituciones, agrupaciones y movimientos tales como iglesias evangélicas, CITIZEN GO, Fundación Sí a la Vida, Mujer en Acción, Médicos por la Vida El Salvador, Heartbeat El Salvador, Movimiento 1+1, Lumen 2000 y Fundación Forja, entre otros muchos más.

Julia Regina de Cardenal, presidenta de la Fundación Sí a la Vida, señaló en una reciente entrevista con ACI Prensa que “somos muchos los que pedimos que se respete el derecho de los padres como primeros, principales e insustituibles educadores de nuestros hijos, ante las amenazas de la ideología de género que está avanzando en programas de este Gobierno”.

Opinó que una de las amenazas concretas derivadas de esta ideología es el documento educativo de “Educación Integral de la Sexualidad”, en tanto que “incita a los niños desde párvulos a buscar placer sexual individualmente o con otra persona”.

Otro punto que criticó fue “la ‘Estrategia Nacional Intersectorial de Prevención del Embarazo’, patrocinada por Fondo de Población de las Naciones Unidas  y la Unión Europea, que promueve la anticoncepción como uno de los ‘derechos sexuales y reproductivos’ para niñas, indiscriminadamente y sin el conocimiento de los padres”.


Durante el recorrido, voceros y acompañantes iban alternando las siguientes frases entre varias más:

-“A mis hijos los educo yo, con mi familia no te metas”.

-“Alto a la dictadura de la ideología de género, sí a la familia”.

-“Los niños son de los padres, el Estado no tiene hijos”.

-“Queremos una educación sexual científica biológica, sin ideología de género”.

Algunas cuestiones con las que los manifestantes se mostraron en desacuerdo:

-Que se enseñe ideología de género, en ningún ámbito del gobierno, incluso en las instituciones educativas.

-Que se les quite el derecho a los padres de educar a sus hijos en cuanto a la moral sexual.

Por otra parte, adhirieron a lo siguiente:

-A que los padres tengan participación directa como agentes primarios y naturales de la educación.

-A que se respete la libertad religiosa, la libertad de creencias y de cátedra a las instituciones educativas.

-A la educación y no erotización de los menores.

-A que se respete la inocencia de los niños.

Llegada la marcha a la Plaza Gerardo Barrios, algunos líderes dirigieron discursos alusivos, destacando la participación del Pastor de la iglesia Comunidad Cristiana, Numa Rodezno.

Entre los mensajes que se compartieron se encontraron los siguientes puntos:

-El género se asigna a las cosas, no a las personas, quienes lo que tienen es sexo, por su dimensión biológica y forma de reproducción.

-La ideología de género abre las puertas a reivindicaciones cómo:

1.La reducción de la edad legal para poder tener relaciones sexuales, poniendo como ejemplo el caso de España que según el pastor Rodezno, lo permite a los 16 años y de acuerdo a él  algunos intentan reducirla aún más.

2. Respecto a la pedofilia, en casos como en Canadá, de acuerdo a Rodezno, se ha introducido una pieza de correspondencia para intentar despenalizarla.

3. Algunos incluso llegan al extremo de abogar por llevar la libertad sexual hasta la licitud de la zoofilia  y el incesto.

-Ideologías de corte totalitario, como el comunismo han producido la muerte de millones de personas. Con frecuencia, los propulsores de la ideología de género, siendo precisamente ideología, pretenden darle estatus de teoría y bajo  la capa de “derechos humanos” así como de “educación sexual y reproductiva”, suelen fomentar el aborto como un “derecho” y “conquista” de las mujeres. Este tipo de mentalidad progresista, en tanto negadora de los derechos de los seres humanos en el vientre de sus madres, ha causado mayor número de muertos que la suma de los asesinados por regímenes totalitarios. 


Antes de concluir esta nota, quisiera realizar algunas consideraciones:

-La importancia del lenguaje como vehículo conceptual y por tanto, como herramienta para visibilizar u ocultar pensamientos, intenciones e intereses. Mientras que para grupos de pensamiento conservador o tradicional, este conjunto de ideas y visiones sobre la libertad, derechos e identidades sexuales suele llamarse ideología de género, haciendo énfasis en que se trata de una bandera ideológica, para sus defensores conviene llamarle “teoría de género”, como si se tratase de presupuestos con base científica, y con frecuencia prefieren impulsar estas ideas como “derechos sexuales y reproductivos” (incluyendo el aborto) para que intentando ser ubicadas bajo los derechos humanos, puedan tener mayor aceptación en el ámbito cultural, así como en el legal, que es hacia donde están apuntando con mayor fuerza los liberales radicales en estos últimos años.

Es de notar que la ideología de género lleva décadas de estar difundiéndose, cada vez en más ámbitos, pasando de limitados círculos académicos y culturales, a ser moneda común en los medios de comunicación e incluso constituida como orientación oficial en dependencias gubernamentales. Aunque la acción conjunta de los aparatos productores y reproductores ideológicos ha logrado que exista una parte considerable de la población en varios países occidentales que acepta los presupuestos y victorias legales que la ideología de género ha conseguido para su causa, al menos en Hispanoamérica pareciera que la mayoría de personas no la acepta parcial o totalmente, debido a factores religiosos como culturales.

 El conflicto contemporáneo estriba en la diferencia irreconciliable entre las visiones e intereses, precisamente, de identidades encontradas. Frente a la reivindicación de nuevas identidades y prácticas sexuales “libres de prejuicios”, así como a la definición particular que de persona humana hacen ideologías de carácter naturalista y materialista, chocan por otro lado, pensamientos y praxis de corte religioso y tradicional, que conciben al ser humano como tal desde el momento de su concepción y por tanto, como sujeto de derecho aún  bajo esa condición.  En concordancia con la biología humana, reconociendo las diferencias psicológicas, neurológicas, genitales y genéticas entre el hombre y la mujer, no aceptan la diversidad de identidades sexuales ni su plataforma bajo la categoría de “género” (que algunos llegan a contar hasta en 70 géneros), al considerar que su núcleo teórico no tiene una sólida base científica, sino que se fundamenta en la artificialidad de ingeniería social y la subjetividad.

 Si de suyo la ideología de género es discutible en sus aspectos teóricos, lo más preocupante se encuentra en la presión que sus propulsores ejercen no solo para divulgarla, sino para tratar de imponerla como si se tratase de una antropología normativa y llamada a configurar la mentalidad y leyes de la civilización. De un estatus de simple corriente que puede tener más o menos adeptos, pretende convertirse en la ortodoxia, el paradigma de la educación y de la normativa socio-estatal.

Es innegable la existencia de un lobby internacional que no contento con divulgar la ideología de género en diferentes instituciones y organismos como la ONU y sus dependencias o en decenas de ONG’s y fundaciones, por medio de la presión financiera amordazan o compran voluntades de aquellos que aunque no estuvieran convencidos, se verían obligados a incluir los intereses ideológicos y prácticos acordes a la ideología de género, so pena de cortarles auxilio económico o negarles financiamiento a proyectos. Este proceder, sumado a la patente falta de voluntad o incluso,  a la prohibición de discutirla, tal como se ha evidenciado en varios círculos académicos o gubernamentales, nos hace legítimo poder pensar en que se trata de una impostura, de una dictadura liderada por y para unas minorías que quejándose de que su pensamiento, praxis e identidades no son aceptadas por una buena parte de la sociedad, sin embargo, parecen no darse cuenta que al menos tácitamente, cuando no con frecuencia de forma explícita, dichas minorías niegan la validez de las identidades religiosas e ideológicas de sus contradictores. Con su discurso y en varias manifestaciones, pretenden que la moral tradicional y la religión no solo son cuestiones obsoletas, irracionales y hasta “peligrosas”, sino que de hecho, según ellos, no deberían poseer ningún peso en el debate público y legislativo. Uno tiene derecho a preguntarse si puede haber una forma más clara de ningunear aspectos identitarios que suelen ser partes muy apreciadas de millones de personas, como lo son su religión, idiosincrasia y moral.

Lo anterior debe crear conciencia en aquellos que defienden la vida, la familia y valores tradicionales de que nos encontramos en un punto histórico en que se hace necesario definirse, tomar posición y actuar. No omitimos mencionar, sobre todo para los creyentes, que es necesario darse cuenta de que este tipo de ideologías no hubieran sido posibles de no existir previamente la aceptación en nuestras sociedades de un liberalismo ideológico, político y cultural, que ha pretendido que lo religioso quede relegado al ámbito privado y que ha permitido que el laicismo se convierta una mentalidad estatal indiscutible, y que ahora se muestra beligerante con la limitación pública de la manifestación y alcance religioso en la sociedad contemporánea. Casos como la constante voluntad de tratar de eliminar las procesiones católicas en diferentes ayuntamientos españoles, la omisión de aludir a festividades religiosas cristianas  en calendarios de la ONU  o en rememoraciones de gobiernos, (aunque tengan un arraigo popular profundo y por siglos, como la Navidad), el retiro de símbolos religiosos de instituciones y hasta de lugares públicos porque pueden ofender a no creyentes o creyentes de otras religiones, sin olvidar la tendencia de desaprobar la inclusión de motivos identitarios religiosos en discursos dentro de discusiones legislativas, son solo algunas muestras del carácter miliciano al que ha llegado este tipo de laicismo.

La invitación es por tanto, a estudiar sobre estos temas, para ensanchar nuestro conocimiento y tener la capacidad de entenderlos y poder discutirlos con seriedad. También a identificar quiénes promueven dentro de nuestros países o a nivel internacional la ideología de género y el aborto, así como quienes, el respeto por la vida humana y los principios y valores tradicionales. A estos últimos, se nos hace imperativo apoyarlos como podamos: económicamente, asistiendo a sus actividades, difundiendo sus publicaciones, haciendo partícipes a otros de las obras que impulsan, colaborando directamente, etc. No olvidar tampoco identificar proyectos educativos o legislativos en que se propugne la formación antitradicional que hemos venido criticando, para tomar las medidas correspondientes. Y dado que en El Salvador nos encontramos en campaña electoral, no puedo dejar de decir que entre los aspectos a valorar para otorgar nuestro voto, no debería faltar tomar en cuenta qué fórmulas presidenciales o partidos, por su historia, ideología y quehacer político están dispuestos realmente a defender nuestra visión sobre los temas que hemos abordado aquí. Por cierto, tener en cuenta que si los políticos, institutos políticos o movimientos ciudadanos con vocación de influencia en la vida política nos llegan a defraudar en estos aspectos, deberemos hacerles saber públicamente nuestra justa indignación y que o se vuelven coherentes con su compromisos, o pondrán en peligro que continuemos apoyándolos. Porque tolerar las claudicaciones políticas en estos temas, conduce indefectiblemente a que la ideología de género y el aborto acaben imponiéndose. Si no lograron hacerlo por medio del convencimiento, lo buscarán a través de la ayuda activa de sus defensores políticos o…a la grave omisión de reacción contraria por parte de los políticos en que hemos confiado.

Oración, conciencia, estudio, organización y acción son las armas a ocupar en esta lucha.







jueves, 27 de septiembre de 2018

¿Cooperación o imposición? El caso de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala



El martes pasado, en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva york,  el Presidente de Guatemala, Jimmy Morales, pronunció un discurso que por su valentía al señalar la instrumentalización ideológico-política de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y los abusos jurídicos cometida por ella, puede ser catalogado de antológico, dentro de las denuncias públicas que líderes políticos han manifestado a lo largo de la historia en contra de injerencias intolerables que menoscaban la soberanía de las naciones.

Luego de haber agradecido el apoyo que esta Comisión brindó en favor de la transparencia y la lucha contra la corrupción, el presidente explicó las razones por las que ya no prorrogaría más el mandato de la CICIG. Valga mencionar que ya se le había prorrogado cinco veces, cuando inicialmente estaba estipulada para una duración de dos años. Como señala Morales, y dada su naturaleza de constituir una cooperación técnica, temporal, como Comisión, parece que una década es tiempo suficiente para dar por cumplida su misión.

Pero existen otras razones de mayor peso que determinaron que el mandatario se decidiese por dar por finalizada la misión de la CICIG. En sus propias palabras:

“Primero: porque violó la Constitución Política de la República, nuestras leyes y el acuerdo mismo de su creación, excediéndose en su mandato, manipulando la justicia, atentando contra la presunción de inocencia y el debido proceso.

Segundo: porque el comisionado Velásquez se entrometió en asuntos internos del país  politizando la justicia y judicializando la política, abusos que han polarizado a la sociedad guatemalteca y han creado una atmósfera de inestabilidad que llega a vulnerar la seguridad”.

Morales denuncia varios aspectos negativos en la CCIG como lo son: la negación reiterada a rendir cuentas, persecuciones ilegales a personas y familias guatemaltecas, la mediatización de casos vulnerando la presunción de inocencia para ejercer presión sobre magistrados y jueces para sus resoluciones, uso excesivo de fuerza, abuso de poder, excesivo uso de prisión preventiva con casos que excedieron al tiempo establecido por las  leyes en Guatemala, entre otros.

Por otra parte, la CICIG en el ejercicio de sus funciones, ha contribuido, de acuerdo al Presidente, a la polarización de la sociedad guatemalteca. “Grupos de personas con pensamientos extremistas, han querido aprovechar la bandera de la lucha contra la corrupción, aplaudiendo persecuciones selectivas que se han hecho más que manifiestas, por una CICIG sesgada ideológicamente”, aseveró el mandatario.

Tras la denuncia de estos atropellos, perfectamente calificable como escandalosos, máxime si se toman en cuenta los ejemplos que pone el mismo presidente (pero no solamente él, sino decenas de analistas políticos, abogados y ciudadanos), Morales solicitó al Secretario General de la ONU para que de común acuerdo nombren al nuevo comisionado de la CICIG para poder realizar los traslados de las capacidades técnicas a las instancias correspondientes.

De lo expuesto por el mandatario guatemalteco, invito a hacer las siguientes consideraciones:

1. En la vida social y política, es forzoso pasar de lo abstracto a lo concreto. Lo que no es de ninguna manera una apología del pragmatismo. Tampoco implica restarle valor a lo abstracto en tanto marco orientativo para la ejecución de acciones a realizar o como estructurador de pensamiento y valores. Sencillamente, es el reconocimiento de que si lo abstracto no se encarna en la experiencia humana, no tendrá más peso que el del humo y su concreción será así de volátil. Para el caso, de poco servirá hablar de “soberanía nacional” si aunque en teoría se reconozca que los estados modernos son soberanos, en la práctica eso no se quede más que en la letra de Tratados internacionales, Constituciones y discursos de políticos en campaña.

Ha habido diferentes órdenes supraestatales en diferentes épocas y culturas. La historia y la experiencia nos enseñan que la independencia y soberanía de los países es relativa. Depende en parte de su rol y posición dentro del orden internacional concreto al que pertenezcan. Pero aun reconociendo esta limitación, una nación, en la medida que se considere madura y sana, debe ser capaz de asentir o disentir con respecto a lo que otra nación u orden internacional le propongan, según sus propios intereses y valores. Carecer de esta capacidad de decisión, o renunciar a ella, implicaría una condición de servilismo o de evasión de asumir una responsabilidad histórica frente a los problemas que le planteen sus interlocutores, sean estos miembros de su propia sociedad, u otros países u organismos de carácter internacional.

Reconocer el grado de veracidad de todo lo que ha denunciado el Presidente Morales sobre la CICIG les competerá a los guatemaltecos, en primer lugar. No obstante, sea como fuere, su actitud asertiva en la ONU deja entrever una voluntad práctica por defender la soberanía de su país, frente a abusos y atropellos de una específica intervención internacional a la que acusa de haberse desviado de su objetivo original y de haberse excedido en el alcance de sus atribuciones.

2. Reconocer que nuestras instituciones estatales y gobierno tengan deficiencias, algunas incluso diagnosticadas como graves, no implica forzosamente tener que recurrir a que instancias internacionales vengan a solucionarlas. Llegar a admitir tal necesidad debería haber pasado antes por intentos serios de resolver los problemas internos por nuestros propios agentes sociales y políticos, implementando  medidas y reformas fruto de amplias consultas con la contribución intelectual, ética y profesional de todos los sectores de nuestra propia sociedad. Si luego de semejante esfuerzo,  y si el estado de nuestras instituciones realmente rayara en la inoperancia y en una corrupción estructural imposible de contener, entonces me parecería más justificable admitir una injerencia extranjera en el funcionamiento de dichas instituciones. Pero aun en ese caso, no se puede dar un cheque en blanco a organismos o comisiones internacionales. En Guatemala no se le dio a la CCIG. Pero tampoco se pudo  o quiso contener el límite de atribuciones y de operaciones que se fue arrogando, en contra de lo estipulado, vulnerando la soberanía nacional así como la legalidad de la nación hermana.

3. En El Salvador hay personas, partidos y movimientos que fomentan entusiastamente implantar una CICIES. Les daremos el beneficio de la duda respecto a sus intenciones. Quisiera creer que lo hacen de buena fe, pensando en la cooperación técnica y limitada que pueda ofrecer para combatir la corrupción y la impunidad. Pero, si llegara a saber que conocen el caso guatemalteco con suficiencia, lo mínimo que me podría entrar es duda respecto a sus intenciones. Me preguntaría si estos mismos no estarían recibiendo algún beneficio de parte de oscuros mecenas internacionales. Me cuestionaría cuáles son sus intereses reales detrás de la fachada de la guerra contra la corrupción y si por “casualidad” no estarían parcializados políticamente hacia un ala “progresista”,  con intención de polarizar nuestra sociedad más de lo que está, para propiciar además una cacería de brujas con dedicatoria a la derecha conservadora y nacionalista, mientras ellos se alzarían como los “paladines de la justicia” y “amigos del pueblo”.

Ojo, pues, con estas personas y grupos. Identifiquémoslos. Sigamos la pista de su discurso y acción, y con quiénes están aliados.

4. Finalmente, más que  indagar las intenciones de quienes apoyan o no una CICIES, lo que importa es discutir el tema públicamente. Conocer la argumentación a favor o en contra. Estudiar las experiencias en la república hermana. Analizar si  existen otras alternativas aplicables y si realmente amerita su implementación en El Salvador.







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domingo, 22 de julio de 2018

ALZAMIENTO NACIONAL Y BREVE CONSIDERACION DEL CONTEXTO ACTUAL SALVADOREÑO


Un día como hoy hace 82 años, (18 de julio de 1936 ) se realizó en España lo que dependiendo del prisma ideológico con que se le vea, se le llamará Alzamiento Nacional, para algunos; Sublevación o Golpe de Estado de 1936, para otros. Mucho se ha escrito, a favor o en contra de este acontecimiento. Para ser francos (valga este aquí y ahora muy graciosamente oportuno adjetivo), más en contra, abundantemente más en contra que a favor. La crítica o hasta condena puede hallarse fácilmente no solo en personas y grupos de izquierdas, sino incluso en varios derechistas con tendencia al pragmatismo, la contemporización y el olvido histórico. Víctimas, al fin y al cabo, de una historiografía hegemónica que bajo ropajes de academia mal esconde una visión parcializada acerca de la II República, el bando republicano, el bando nacional, la figura del General Francisco  Franco y su régimen, entre otros tópicos asociados.

Me parece importante, además de apelar a la apertura de un juicio histórico capaz de evaluar los hechos desde las perspectiva de las circunstancias en que se desarrolló la Guerra Civil Española, y por supuesto, también desde el prisma ideológico y axiológico con que cada uno vea los acontecimientos, que no se olvide que la reacción de oposición por vía de la lucha armada a la II República por parte del Bando Nacional no es justo verla como si se tratara de una voluntad de imposición política a la fuerza de partidos de derechas en España, cuando existe abundante documentación y  testimonios que, aparte de existir una aguda crisis institucional y política en los años previos, en la que el orden no se estaba garantizando,  la magnitud de la conflictividad y desencuentros entre los diferentes agentes políticos y sociales fue tal que se llegó a la acusación de fraudes electorales contra el Frente Popular, al cerco político de algunas fuerzas y personajes de derechas, sin olvidar la quema de iglesias, un ambiente anticlerical y anticatólico, y el asesinato de políticos de derechas como Calvo Sotelo y de religiosos, como muestra del abuso de fuerza e intolerancia por parte de sectores extremistas de izquierda.

 Por mucho que para algunos la II República (1931-1939) pretendiera representar la apuesta por la democracia frente a los resabios del Antiguo Régimen en España, y que por consiguiente, pudiera y hasta tuviera que haber sido defendida tanto por las derechas como por las izquierdas con visión pluralista, no obstante, en la práctica se demostró ser un proyecto dominado por la extrema izquierda, con tolerancia o incluso favorecimiento hacia el separatismo, laicista radical, antirreligioso y con visible afán de proscribir por vía ideológica y hasta por ley los valores e identidades tradicionales. No extrañe que siendo así, se hayan unido al Bando Nacional, no solamente grupos monárquicos y fascistas, con los que se le suele asociar de forma exclusiva, sino también derechistas democráticos, pero defensores o respetuosos del orden, la unidad de España, el respeto a la propiedad privada, la religión y valores tradicionales.

Sabemos que al final, terminó el 1 de abril de 1939 ganando el Bando Nacional o Sublevado (integrado por la Comunión Tradicionalista, Falange Española de las JONS, la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), Renovación Española y Partido Nacionalista Español, como sus principales fuerzas políticas) al Bando Republicano o frentepopulista (Izquierda Republicana o Unión Republicana), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el Partido Comunista de España (PCE), el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ). Pero no puede dejar de reflexionarse que, con las limitaciones y errores que pudo haber en el Bando Nacional, cabe pensar que aparte de la cuestión estratégica militar y la ayuda que pudo haber conseguido (ayuda que tampoco le faltó a los republicanos, y mayor, tanto de la Unión Soviética como de las democracias liberales), su victoria se debió también por la fidelidad y confianza que demostraron respecto al reconocimiento de la realidad del Espíritu y la trascendencia, frente al materialismo y naturalismo del bando contrario.

Pésele a quien le pese, pero España fue de los pocos lugares en que los rojos fueron vencidos. Mal les puede sentar a quienes cantan conscientemente y sin actitud vergonzante,  la letra de la Marcha del partido salvadoreño ARENA, donde en una parte se dice: “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán, salvándose aquí América, nuestra América inmortal”. Digo que mal les sienta, porque en realidad, lejos de ser su tumba el Pulgarcito de América, fue donde se negoció con ellos y se disolvieron, que no reformaron, cuerpos de seguridad, dándosele a la izquierda guerrillera cuotas de poder político, sin participar en elecciones. ¡Vaya sarcasmo!

Si en mi país, El Salvador, las derechas no reencuentran su identidad ideológica y principios, dejándose por el contrario doblegar por la presión de la ingeniería social mundialista, traicionando así a sus fundadores y a las convicciones de la mayoría de sus partidarios; si no se reforman, purgando de puestos de poder a oportunistas, corruptos e ineptos y abogando por que prime la ética en el ejercicio del desempeño de los funcionarios en la cosa pública y en sus partidos; si no usan la inteligencia y la valentía para vencer lo “políticamente correcto” y llamar pan al pan y vino al vino, a pesar de que se salga del discurso “bien pensante”; si no se hacen responsables de sus errores y enderezan rumbo, intentando convincentemente recuperar la confianza y credibilidad defraudadas, entonces, no sorprenda que no sea solamente la izquierda en general la que continúe gobernando el país, sino que sea una de corte populista, intolerante, que insulta y amenaza a sus opositores,  que no escatima con advertir cque puede llevar la agresión a las calles si no se hacen las cosas como a ellos les place, la que acabe ganando las elecciones en 2019, sea de la mano del actual partido en el gobierno, sea con el demagogo maquiavélico peligrosamente bien ubicado en y dominando las redes sociales, pero infeliz aunque comprensiblemente, con popularidad también fuera de ellas.

El Salvador está lejos aún de la crisis política de su vecina hermana nación nicaragüense. Tampoco se puede comparar su situación actual con la que precedió al Alzamiento Nacional. Pero sí existe efervescencia, intolerancia, un ambiente de odios y revanchismo, la mentira y manipulación utilizadas como moneda corrientes por todos, pero de manera especial por medios afines al maquiavelismo populista, instituciones desprestigiadas y fricciones entre el ejecutivo con el judicial, diputados indolentes y que no escarmientan de sus errores e imprudencias, por más vituperados que estén por la mayoría de ciudadanos. Partidos desgastados, impopulares, fomentando o permitiendo corrientes en contradicción a los principios de la mayoría de sus bases. El panorama es preocupante y precisa que se reaccione a la altura de las circunstancias.

Dejo a la consideración de los lectores extractos de algunos párrafos del Mensaje del General Francisco Franco en el día del Alzamiento Nacional. De no ser españoles, cambien allí donde diga “España”, o “españoles”, su propio país de origen y gentilicio. Adapten si lo encuentran posible y adecuado, el mensaje al contexto en donde viven. No se limiten a la letra del texto que habla de una lucha armada y consideren que se puede retomar como lucha ideológica, política o cultural. Pongan allí donde se mencionan a quienes Franco consideraba enemigos y problemas concretos de España en su época, a los propios que tengan ustedes aquí y ahora. Hecho todo esto: ¿no estarían dispuestos a asumir el espíritu de este texto y levantarse decididamente a proteger con todos los medios legítimos posibles a su propia patria, de aquellas ideas y personas que ponen en peligro la institucionalidad, la ley natural, el orden público, la economía, la veracidad en los medios de comunicación, el respeto y libertad de disenso?

He aquí las palabras de Franco. Sea para nosotros motivos de reflexión e insuflo de fuerza para nuestra propia lucha:

"¡Españoles! A cuantos sentís el santo nombre de España, a los que en las filas del Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio de la patria, a cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la nación os llama a su defensa.

La Constitución, por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total: ni igualdad ante la ley; ni libertad, aherrojada por la tiranía; ni fraternidad, cuando el odio y el crimen han sustituido el mutuo respeto; ni unidad de la Patria, amenazada por el desgarramiento territorial, más que por regionalismos que los Poderes fomentan; ni integridad ni defensa de nuestra frontera, cuando en el corazón de España se escuchan las emisoras extranjeras anunciar la destrucción y reparto de nuestro suelo. La Magistratura, cuya independencia garantiza la Constitución, sufre igualmente persecuciones y los más duros ataques a su independencia. Pactos electorales, hechos a, costa de la integridad de la propia Patria, unidos a los asaltos a Gobiernos civiles y cajas fuertes para falsear las actas formaron la máscara de legalidad que nos presidía.

Al espíritu revolucionario e inconsciente de las masas, engañadas y explotadas por los agentes soviéticos, se ocultan las sangrientas realidades de aquel régimen que sacrificó para su existencia 25 millones de personas, se unen la molicie y negligencia de autoridades de todas clases que, amparadas en un Poder claudicante, carecen de autoridad y prestigio para imponer el orden en el imperio de la libertad y de la justicia.


¿Es que se puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que estamos dando al mundo? ¿Es que podemos abandonar a España a los enemigos de la Patria, con proceder cobarde y traidor, entregándola sin lucha y sin resistencia?
¡Eso, no! Que lo hagan los traidores, pero no lo haremos quienes juramos defenderla".