"Tras la muerte de Dios proclamada por Nietzche (1844-1900), el occidental, cosechando los frutos de la negación, vive ahora la muerte del hombre. Para encubrir la desesperación, la posmodernidad celebra, de modo lúdico, el caos, la libre elección arbitraria, la diversidad, lo irracional y lo soñado.
Porque desestabiliza los fundamentos de la modernidad y porque proviene de Occidente, la posmodernidad a menudo se considera "antioccidental". Este factor puede seducir a las culturas indígenas, que la posmodernidad pretende exaltar. Es importante explicar a quienes se dejan seducir por estos argumentos que, en efecto, la posmodernidad es occidental y procede de occidentales anti-occidente que, al hacer la revolución, renegaron de su propia civilización. Es más, como veremos más adelante, al deconstruir la estructura misma del hombre, la posmodernidad amenaza con destruir dsde dentro todas las culturas, incluso las culturas no occidentales (africanas, asiáticas, latinoamericanas y otras)". (Marguerite A. Peeters. "Marion-ética. Los "expertos" de la ONU imponen su ley". RIALP. Madrid. 2011. P. 59)
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