lunes, 21 de noviembre de 2016

Identidades, sí. Identitarismo blanco, ¿no? Las contradicciones de la legitimación conceptual y axiológica en la democracia liberal

El pasado sábado 19 de noviembre, se realizó la Conferencia Anual del  National Policy Institute (Instituto de Política Nacional) en el Edificio Ronald Reagan en Washington D.C.  En la página de entrada de su sitio web, este Instituto se define así mismo como: "una organización independiente dedicada a la herencia, identidad y futuro de gente de descendencia europea en los Estados Unidos y alrededor del mundo. Fue fundado en 2005 por William Regnery y Samuel T. Francis , en conjunto con Louis R. Andrews. Es anfitrión regular de eventos públicos y conferencias; publicamos libros, periódicos, ensayos y blogs; producimos vídeos y archivos de sonido-todo dedicado al resurgimiento y florecimiento de nuestro pueblo". (Visitar su sitio oficial pulsando aquí. )

Se dieron cita personalidades reconocidas dentro de su círculo ideológico de derecha alternativa o identitaria, como Jared Taylor, Kevin MacDonald, Millennial Woes, Peter Brimelow,  Richard Spencer, Jason Reza Jorjani, Bill Regnery y Sam Dickson. En el evento, que duró desde las 10: 00 am  hasta la 01: 45 am (EST)  del siguiente día, se dieron charlas y coloquios sobre temas como historia de los pueblos europeos, identidad blanca, la inmigración masiva y sus efectos, la corrección política y los medios de comunicación, escenarios con la presidencia de Donald Trump, entre otros más.

Se dio, asimismo, espacio para entrevistas, actos culturales, refrigerios y recesos.

Un evento de esta duración, con la cantidad de expositores y temas que tuvo, da mucho para hablar. En favor o en contra, dependiendo desde el prisma ideológico con que se le vea. Sin embargo, llama la atención cómo tantos medios tienden a ocultar con su silencio y falta de cobertura los contenidos desarrollados, para centrarse en gestos o detalles , no desprovistos de significación, pero que tomados aisladamente, por reduccionismo, obvian muchos aspectos que permitirían hacerse con una mejor comprensión de lo que realmente sucede allí.

Véase el caso de esta noticia, http://www.theatlantic.com/politics/archive/2016/11/richard-spencer-speech-npi/508379/, en que el sitio web The Atlantic lo que recoge es que hubieron varios asistentes que saludaron brazo en alto en el momento que Richard Spencer gritó: “Hail Trump, hail our people, hail victory!” ("¡Salve Trump, salve nuestro pueblo, salve victoria!"), replicando lo dicho.

Yo los estuve escuchando y viendo casi en la totalidad de la jornada. No recuerdo haber escuchado discursos de odio, ni llamados a ejercer la violencia contra no blancos. Las charlas fueron dictadas por personas inteligentes, con un lenguaje a veces hasta académico, racional. Pero, de todo esto, nada quedaría si nos atuviéramos a los que muchos medios quieren hacer resaltar, velada o directamente. Tal cual lo presentado en la noticia antes referida, pareciera que se trata de un grupo de nazis, supremacistas blancos, antisemitas (como suelen decir, cuando en realidad lo que critican es un anti-judaísmo específico, pero la semántica les resbala a muchos...). En algunos párrafos, The Atlantic hace algunas alusiones sobre quiénes son ideológicamente, pero estereotipadamente, con sesgo y sin mayor aclaración ni referencia a fuentes que ahonden en ello.

 Si respetamos cómo se autodenominan y definen, son alternative right (derecha alternativa) Véase en inglés lo que es aquí. o identitarian movements (movimientos identitarios) Ver vídeo aquí..  No nazis, no cons, mucho menos neocons, aunque converjan en algunos puntos. Lo que quiero hacer notar es que la distinción ayuda a evitar la confusión y es fácil por vía de simplificación llamar "facho" a todo aquel que defienda en alguna medida su herencia étnica blanca, valores conservadores e identidades europeístas. Con aplicar este cartelito, peyorativamente, parece bastar para negar toda validez a lo que se tenga que decir o sostener. Pero hay grupos que pueden llegar a pelearse entre ellos mismos incluso, que retoman estos aspectos, son diferentes, por matices de ethos y pathos, estilos, papel que juega en ellos lo religioso/espiritual, visión de extensión y poder del Estado, sentido más comunitario o individualista, incorporación o rechazo de medios violentos y discursos de odio, etc.

Los conozco a ellos, es decir, a los de la alt-right (derecha alternativa) y su discurso no es el típico incendiario de extremistas de derechas. Tienen varios de ellos doctorados y gente intelectual, profesional, su perfil no es bajo. Admiten debates públicos y que les cuestionen. Si a priori se les quisiera descalificar en todo su pensamiento o propuestas, es una opción, sin dudas. Pero me parecería llamativo, en la medida que se han mantenido en los límites del sacrosanto pluralismo y el paradigma del sistema.

Me pregunto porqué tras la llamada "Ilustración", la tolerancia (que con algunos se muestra más bien RANCIA), el pluralismo y la demolatría, cuando lo que muchos se atreven a defender no concuerda con los gustos, sentir, agendas ni valores de los defensores de lo políticamente correcto, entonces, ya no es democrático, es inaceptable, no merece siquiera ser debatido y se multiplican actitudes por el estilo, contradiciendo las reglas del juego democrático que se toman con religioso acatamiento y veneración. Hay minorías que valen infinitamente y muchedumbres que no DEBEN contar. El testimonio de medio centenar de algunos llega a ser el foco de atención de los medios estándar pero cientos de miles organizados manifestándose con otras ideas y valores apenas y logran un párrafo, un par de minutos y no sin criticismo, por supuesto. ¿De esta "democracia" estamos hablando?
Tratando de dejar hasta cierto punto nuestra ideología, cosa que no creo del todo posible ni deseable, quisiera apuntar a que existen grandes temas que ameritan ser discutidos por su complejidad y porque tienen repercusiones en la vida práctica. Por ejemplo, una cosa es el fenómeno migratorio, lo más normal que pueda haber en toda la historia. Pero cuando llega al grado de convertirse en migración masiva descontrolada, hay varios factores a tomar en cuenta: económicos, políticos, espaciales/ambientales, demográficos, identitarios, socio-culturales, derechos humanos, etc.

Entre una aproximación reduccionista que se concentra en tan sólo uno o un par de estos puntos, sin tomar en cuenta que otros también importan, y una aproximación idealista, demasiado teoricista, que crea que en corto plazo se puedan atender adecuadamente todos los puntos en cuestión, pienso que nos estamos situando frente a la agrupación colectiva de tendencias bajo ejes diferentes y encontrados. Unos, parecieran preocuparse por segmentos minoritarios vulnerables y su destino. Otros, retoman una preocupación por el futuro de su herencia étnica y su cultura. Decirles a ambas tendencias que están totalmente equivocadas, me parece incorrecto. Lo que me llama  la atención es que mientras el primer grupo suele ser entendido y aceptado con facilidad, a los otros parece que no se les quiere o puede entender, por tratarse de gente blanca y de cultura occidental, conservadora y que quieren defender su herencia. Extraña esta incomprensión con tendencia a condenación,  porque muchos entenderían si se tratara de pueblos de color colonizados por blancos, que quisieran preservar sus etnias y cultura amenazadas de desaparecer o ser transformadas por los "inicuos" occidentales. Hay mucho de doble estándar y prejuicios. Sin olvidar cuestiones de legalidad, fisco, crimen y más, que no se pueden obviar sólo por "humanitarismo" o bonhomía. En conclusión: temas complejos, y no se puede censurar  a priori a quienes desarrollan algunos de los problemas como si sus preocupaciones no tuvieran validez alguna. Mejores políticas más sensatas evitarían que se dieran estos problemas y con ellos, el surgimiento de estos grupos políticamente incorrectos.

La antropología física y la genética tendrán cosas importantes que decir sobre la diversidad humana. No me extenderé en ello. La cuestión es que la ciencia misma debate. Mucho más cuando se trata de ideas y opiniones. Una tesis se adversa con otra. Pero ahora, se demonizan tesis sin con frecuencia escuchar realmente el desarrollo del opositor. Y lo que es peor, se le pretende negar espacio para exponer. Allí hay algo sintomático. Por otra parte, ya en antropología sociocultural, es totalmente susceptible de estudiarse estos temas, y pienso en específico, desde la vertiente de lo identitario, que  no se restringe a lo racial- físico sino  que se expande hacia lo étnico- cultural. Recordemos que independientemente de los juicios de valor que hagamos, existe toda una vivencia, imaginarios, contextos, discursos, estilos, estéticas, valoraciones, experiencias en torno a las identidades, que importan cómo fenómeno. Y que hay que tratar de comprenderlos sin apriorismos.



sábado, 12 de noviembre de 2016

¿Disidencia conservadora = odio universal? Breves reflexiones sobre Trump, la migración y lo identitario

A ver... Sobre Trump y sus políticas migratorias. Que eso signifique a la fuerza y con conciencia utilizar un “discurso de odio”… ¿Ser disidente de otros pensamientos o idearios implica necesariamente odiar a los contradictores que los sustentan o a las personas que puedan verse afectadas con las políticas a ejecutar como opositor? ¿Es intrínsecamente perverso que un Estado quiera un mejor control migratorio y que sea un tema que les preocupe a sus nacionales por sus repercusiones económicas, políticas e identitarias? ¿No es odio sino mera "catarsis reivindicativa" la de grupos masivos que queman banderas gringas, insultan y golpean a quienes apoyaron a Trump? ¿Rompemos las reglas del juego democrático cuando quienes ganan no son los que nos caen mejor y nos hacemos de la vista gorda cuando los nuestros se muestran pendencieros, montoneros y abusones?

Pésimas políticas que obvian una mejor compresión y aproximación al problema migratorio en USA y Europa, sumado a los malos modelos socio-económicos de los países de donde se migra, han permitido que este problema llegue a unas proporciones cuya complejidad de por sí,  demanda un tratamiento delicado pero lastimosamente no se puede postergar tomar medidas y por tanto, algunas se harán sin la idoneidad que se requeriría para evitar en lo posible afectar tanto a tantas personas. La cuestión es que no me parece correcto reducir la problemática a concentrarla a su dimensión humanitarista. Hay otras también, y sólo el equilibrio de darle atención a todas podría encauzar políticas mejores. No hacerlo así sería utópico, irrealista, sofista y peligroso, al punto de fraguar una potencial desestabilización y guerra Civil interna.
Hay mucho que analizar. Y obviamente, los análisis se hacen desde diferentes presupuestos teórico/ideológicos. Quisiera partir de que no soy indiferente al padecer ni a las necesidades de nuestros hermanos hispanos ni de los migrantes en general. Hay varias causas que provocan la inmigración y en parte, son de corte estructural, por la pobreza (en todos los sentidos) de sus países de origen, falta de seguridad, deseo de superación, etc. Dicho esto, sin embargo, creo que hay que tratar de ser más amplios y ver las cosas en su contexto. Es decir, para el caso, se trata de políticas migratorias de Estados Unidos y me parece natural que velen en primer lugar por sus intereses y secundariamente, por los de otros grupos migratorios. Por otro lado, no es lo mismo migrar legal que ilegalmente.
Es obvio que los ilegales migraron así porque no podían hacerlo legalmente. Pero, debería ser entendible también, que por su ilegalidad, no tiene derecho a estar allí. Eso es algo de fácil comprensión y de aplicación universal, en el tiempo y espacio. Si queremos verlo de otra forma, admitamos que más allá de discusiones legales, pudiera haber por decirlo así una "lucha por la supervivencia y oportunidades", y en las luchas con frecuencia se saltan muchos aspectos legales y a veces hasta éticos, en aras a intereses, sea porque son de orden superior, sea simplemente porque los reivindican con fuerza y activismo. Si esto es así, y le concedemos esa "beligerancia" a los migrantes ilegales, de nuevo, tengamos la apertura para tratar de entender que los nacionales NO TENGAN A LA FUERZA PORQUÉ ACEPTAR ESA SITUACIÓN.

De nuevo, restringirlo todo a una visión humanitarista implica relegar a la marginación otros aspectos TAMBIÉN importantes. No se puede ver como malvado que haya quienes tengan en cuenta la cuestión fiscal y económica PENSANDO EN PRIMER LUGAR en sus nacionales, en su país como conjunto y no en segmentos poblacionales que viven ilegalmente en su nación.
Sobre el aspecto identitario: es un fenómeno que va cobrando auge a pasos acelerados, precisamente, porque una política mundialista migratoria insensata ha permitido no solo la migración que es algo constante, normal, en la historia, sino, LA MIGRACIÓN MASIVA DESCONTROLADA. Y con ello, quiero traer a colación lo de que "Estados Unidos es un país de inmigrantes". Por supuesto. Pero usualmente al mencionarlo, quisieran muchos hacer pensar que Estados Unidos significa la suma de un montón de pueblos con diferentes etnias, tradiciones y lenguas. Lo cual...NO ES VERDAD. Solo relativamente hace unas décadas se ha dado una explosión demográfica con diversidad étnica. Estados Unidos fue construido (y no sin numerosas crueldades y políticas criticables) principalmente por ingleses, holandeses y alemanes. Bajo una visión "libertaria", y cuño protestante-masónico. En un sentido más amplio, Estados Unidos recoge a su manera, mucho de la civilización occidental europea, en sus instituciones, legislación, mentalidad, aunque obviamente, con la impronta filosófico-histórica de la modernidad. Si se fuera asimilando de manera constante y profunda, elementos socio-culturales diferentes, es innegable que lo que se realizaría un cambio profundo y su núcleo identitario acabaría disolviéndose hasta transformar a los Estados Unidos en otro nación diferente, quizá hasta sin continuidad con su caracterización histórica.

Dentro de estas reflexiones, no estoy tratando de llamar a adherir o condenar estas bases fundacionales, sino de reconocerlas, entre otras. Y con sus matices, han conservado su vigencia, incluso ensanchando Estados Unidos su "destino manifiesto" de árbitro mundial, que tuviera antes Inglaterra.
 Por más que la identidad no se deba concebir sin dinamicidad y capacidad de reinvención, no debe extrañar que si quedan suficientes personas que reclaman para sí ciertas preferencias étnicas y culturales, traten de defenderlas de aquellos que vean como AMENAZA a estas (sea que la amenaza sea real o tan solo una percepción).

Hoy en día cierto multiculturalismo utópicamente pretende promover la coexistencia y asimilación de culturas diferentes, todas en convivencia pacífica, como si esto realmente pudiera suceder con solo buena voluntad. Pero la historia misma se encarga de desmentirlo. Porque una cosa es buscar entendimiento y evitar conflictos innecesarios, pero otra distinta es la de obligar a mezclar y a aceptar todo lo diverso, como en la actualidad.
¿Cómo podría esto suceder, por ejemplo, con los inmigrantes musulmanes que postulan la implementación de la Sharia en sus países de acogida? ¿Cómo pretenden que se manejen políticas públicas con un pueblo dividido étnica y axiológicamente, entre otras divisiones más? Otro  ejemplo más cercano, la cuestión del aborto y la homosexualidad, no en cuanto a lo ideológico que tienen, sino a su tratamiento en el espectro público. ¿Pretenden los liberales que los que no lo son deban callar y tolerar la validación legal de estos temas? Y viceversa. Otros numerosos ejemplos lo que demuestran es que no tiene sostén un modelo pluralista cuando la axiología es muy desemejante. A fuerza, las antinomias provocaran conflictos...abiertos.
Por tanto, no extrañe que en USA y Europa se estén manifestando los que no aceptan modelos donde sus principios y valores quedan en la práctica ninguneados y destrozados. Más que buscar que se avale esto, lo que pretendo es visibilizar el problema y señalarlo. Esto no se arregla con meras decisiones bien o mal pensantes de élites políticas, y mucho menos, de los pretendidos intelectuales.vista gorda cuando quienes ganan no son los que nos caen mejor? Pésimas políticas sobre un mejor tratamiento del problema migratorio en USA y Europa, sumado a los malos modelos socio-económicos de los países de donde se migra, han permitido que el problema llegue a unas proporciones cuya complejidad demanda un tratan delicado pero lastimosamente no se puede postergar tomar medidas y por tanto, algunas se harán sin la delicadeza que se requeriría para evitar en lo posible afectar tanto a tantas personas. La cuestión es que no me parece correcto reducir la problemática a concentrada en su dimensión humanista. Hay otras también y sólo el equilibrio de darle atención a todas podría encauzar políticas mejores. No hacerlo así sería utópico, irrealista, sofista y peligroso, al punto de una potencial desestabilización y guerra Civil interna.

martes, 8 de noviembre de 2016

Las elecciones presidenciales en E.E.U.U. como ventana a la conflictividad axiológica en el occidente actual


Veo por allí reacciones de amargura, lamentación, despotrique, por la posibilidad de que gane Trump. No es de extrañar. Son de personas cuyo perfil moral, intelectual e intereses se ubican dentro del progresismo, el liberalismo, un humanitarismo utópico y cosillas así. Suelen ser algunos muy afanados en defender ciertas minorías, pero no se quieren enterar de otros principios y valores de cierta mayoría. Nosotros, que estamos en sus antípodas, jamás hemos pretendido ni pretenderemos neutralidad ni justificarnos con derechos humanos para privilegiar a unos y nulificar a otros.

Deberían concientizarse de que obviamente, no, no todos somos como ellos. Que si ellos enarbolan la bandera de la tolerancia, en realidad, no son tan tolerantes. Basta ver que no les es indiferente que ciertos principios y valores contrarios a los suyos SEAN DEFENDIDOS. Les parece algo increíble en el siglo XXI. Los que se atreven a no tomar sus ideales ni visión de mundo como la norma societal, son tenidos por idiotas y retrógadas. Pues bien, ya vamos viendo hasta dónde realmente llega su igualitarismo.

Nosotros, los que defendemos valores eternos, principios que no dependen de modas intelectuales ni de decisiones de la mayoría, no pretendemos sonreírle a todo el mundo ni quedar bien con un discurso políticamente correcto. Dios, Patria, nación, verdad, fe, identidad, orden, fidelidad, entre otros, son nuestros asideros.

No nos escandaliza reconocer como patologías colectivas como el no considerar asesinato el aborto, ni le llamamos eufemística y estúpidamente "interrupción del embarazo". Ni desconocemos como genocidio precisamente a los millones de fetos descuartizados inescrupulosamente. No nos da pena decirle "pecado que clama al cielo" el de ciertas minorías que prefiero no nombrar pero para el inteligente no es necesario que lo haga. En la actual civilización occidental, y en el sistema imperante, los medios, la "intelectualidad", los políticos bien pensantes, los ingenieros sociales y los poderosos en general, suelen ir tendiendo a paradigmatizar una cultura inmoral, antinatural en varios sentidos, disolutora de identidades de corte tradicional y cuyo vicio principal, origen de toda su nocividad, es la abierta oposición a reconocer a Dios, al que creen ridículamente reducirle su soberanía y poner en entredicho su existencia con escribirlo con "d" minúscula. Pretenden ser tan humanos, pero tristemente en su presunta apertura llegan en la práctica, precedida con una teoría endeble, a la deconstrucción de la ontología humana, la cual lindamente están dispuestos a negar.

En fin, no pueden tolerar ni mayorías ni minorías siempre y cuando éstas se les opongan. Nosotros, por nuestra parte, como no alardeamos de liberalismo ni tolerancia, somos más coherentes: poco nos importan los cartelitos que nos pongan, como “conservadores”, “dinosaurios”, “intolerantes”, “fachos”, “machos”, “trasnochados”, etc. Una etiqueta y peor, dolosa, no nos da ni nos quita nada. Nosotros, seamos mayoría o minoría, somos, existimos. Y nuestros mejores se encargan de  preservar los trascendentales del ser a los que nos aferramos, sin importarnos el grado de atrincheramiento al que nos quieran colocar.

No amamos ser disidentes por el mero hecho de diferir con nadie. No odiamos a nuestros opositores. Pero, tampoco estamos dispuestos a capitular. Que no tengamos ni los liderazgos que se ameritan ni el poder necesarios en esta hora de la humanidad, no implica que nos sean indiferentes quienes nos gobiernen. Y que no siempre estemos bien representados, tampoco significa que no seamos capaces de circunstancialmente apoyar a quienes en alguna medida resten al grado de nocividad que pueden traernos otras alternativas.

Estamos en la gradual ruptura de la poco feliz coexistencia pacífica entre visiones de mundo tan diferentes. Inevitablemente, habrá grandes conflictos de toda índole. La pluralidad sin asideros fuertes no pueden llevar a otra cosa sino a la división y la fragmentación. O se forja una unidad en la que Dios es el centro y fundamento, o en la que el hombre auto-emancipado se arroga el delirio de tratar de jugar a ser Dios. Tertium non datur.