domingo, 22 de julio de 2018

ALZAMIENTO NACIONAL Y BREVE CONSIDERACION DEL CONTEXTO ACTUAL SALVADOREÑO


Un día como hoy hace 82 años, (18 de julio de 1936 ) se realizó en España lo que dependiendo del prisma ideológico con que se le vea, se le llamará Alzamiento Nacional, para algunos; Sublevación o Golpe de Estado de 1936, para otros. Mucho se ha escrito, a favor o en contra de este acontecimiento. Para ser francos (valga este aquí y ahora muy graciosamente oportuno adjetivo), más en contra, abundantemente más en contra que a favor. La crítica o hasta condena puede hallarse fácilmente no solo en personas y grupos de izquierdas, sino incluso en varios derechistas con tendencia al pragmatismo, la contemporización y el olvido histórico. Víctimas, al fin y al cabo, de una historiografía hegemónica que bajo ropajes de academia mal esconde una visión parcializada acerca de la II República, el bando republicano, el bando nacional, la figura del General Francisco  Franco y su régimen, entre otros tópicos asociados.

Me parece importante, además de apelar a la apertura de un juicio histórico capaz de evaluar los hechos desde las perspectiva de las circunstancias en que se desarrolló la Guerra Civil Española, y por supuesto, también desde el prisma ideológico y axiológico con que cada uno vea los acontecimientos, que no se olvide que la reacción de oposición por vía de la lucha armada a la II República por parte del Bando Nacional no es justo verla como si se tratara de una voluntad de imposición política a la fuerza de partidos de derechas en España, cuando existe abundante documentación y  testimonios que, aparte de existir una aguda crisis institucional y política en los años previos, en la que el orden no se estaba garantizando,  la magnitud de la conflictividad y desencuentros entre los diferentes agentes políticos y sociales fue tal que se llegó a la acusación de fraudes electorales contra el Frente Popular, al cerco político de algunas fuerzas y personajes de derechas, sin olvidar la quema de iglesias, un ambiente anticlerical y anticatólico, y el asesinato de políticos de derechas como Calvo Sotelo y de religiosos, como muestra del abuso de fuerza e intolerancia por parte de sectores extremistas de izquierda.

 Por mucho que para algunos la II República (1931-1939) pretendiera representar la apuesta por la democracia frente a los resabios del Antiguo Régimen en España, y que por consiguiente, pudiera y hasta tuviera que haber sido defendida tanto por las derechas como por las izquierdas con visión pluralista, no obstante, en la práctica se demostró ser un proyecto dominado por la extrema izquierda, con tolerancia o incluso favorecimiento hacia el separatismo, laicista radical, antirreligioso y con visible afán de proscribir por vía ideológica y hasta por ley los valores e identidades tradicionales. No extrañe que siendo así, se hayan unido al Bando Nacional, no solamente grupos monárquicos y fascistas, con los que se le suele asociar de forma exclusiva, sino también derechistas democráticos, pero defensores o respetuosos del orden, la unidad de España, el respeto a la propiedad privada, la religión y valores tradicionales.

Sabemos que al final, terminó el 1 de abril de 1939 ganando el Bando Nacional o Sublevado (integrado por la Comunión Tradicionalista, Falange Española de las JONS, la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), Renovación Española y Partido Nacionalista Español, como sus principales fuerzas políticas) al Bando Republicano o frentepopulista (Izquierda Republicana o Unión Republicana), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el Partido Comunista de España (PCE), el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ). Pero no puede dejar de reflexionarse que, con las limitaciones y errores que pudo haber en el Bando Nacional, cabe pensar que aparte de la cuestión estratégica militar y la ayuda que pudo haber conseguido (ayuda que tampoco le faltó a los republicanos, y mayor, tanto de la Unión Soviética como de las democracias liberales), su victoria se debió también por la fidelidad y confianza que demostraron respecto al reconocimiento de la realidad del Espíritu y la trascendencia, frente al materialismo y naturalismo del bando contrario.

Pésele a quien le pese, pero España fue de los pocos lugares en que los rojos fueron vencidos. Mal les puede sentar a quienes cantan conscientemente y sin actitud vergonzante,  la letra de la Marcha del partido salvadoreño ARENA, donde en una parte se dice: “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán, salvándose aquí América, nuestra América inmortal”. Digo que mal les sienta, porque en realidad, lejos de ser su tumba el Pulgarcito de América, fue donde se negoció con ellos y se disolvieron, que no reformaron, cuerpos de seguridad, dándosele a la izquierda guerrillera cuotas de poder político, sin participar en elecciones. ¡Vaya sarcasmo!

Si en mi país, El Salvador, las derechas no reencuentran su identidad ideológica y principios, dejándose por el contrario doblegar por la presión de la ingeniería social mundialista, traicionando así a sus fundadores y a las convicciones de la mayoría de sus partidarios; si no se reforman, purgando de puestos de poder a oportunistas, corruptos e ineptos y abogando por que prime la ética en el ejercicio del desempeño de los funcionarios en la cosa pública y en sus partidos; si no usan la inteligencia y la valentía para vencer lo “políticamente correcto” y llamar pan al pan y vino al vino, a pesar de que se salga del discurso “bien pensante”; si no se hacen responsables de sus errores y enderezan rumbo, intentando convincentemente recuperar la confianza y credibilidad defraudadas, entonces, no sorprenda que no sea solamente la izquierda en general la que continúe gobernando el país, sino que sea una de corte populista, intolerante, que insulta y amenaza a sus opositores,  que no escatima con advertir cque puede llevar la agresión a las calles si no se hacen las cosas como a ellos les place, la que acabe ganando las elecciones en 2019, sea de la mano del actual partido en el gobierno, sea con el demagogo maquiavélico peligrosamente bien ubicado en y dominando las redes sociales, pero infeliz aunque comprensiblemente, con popularidad también fuera de ellas.

El Salvador está lejos aún de la crisis política de su vecina hermana nación nicaragüense. Tampoco se puede comparar su situación actual con la que precedió al Alzamiento Nacional. Pero sí existe efervescencia, intolerancia, un ambiente de odios y revanchismo, la mentira y manipulación utilizadas como moneda corrientes por todos, pero de manera especial por medios afines al maquiavelismo populista, instituciones desprestigiadas y fricciones entre el ejecutivo con el judicial, diputados indolentes y que no escarmientan de sus errores e imprudencias, por más vituperados que estén por la mayoría de ciudadanos. Partidos desgastados, impopulares, fomentando o permitiendo corrientes en contradicción a los principios de la mayoría de sus bases. El panorama es preocupante y precisa que se reaccione a la altura de las circunstancias.

Dejo a la consideración de los lectores extractos de algunos párrafos del Mensaje del General Francisco Franco en el día del Alzamiento Nacional. De no ser españoles, cambien allí donde diga “España”, o “españoles”, su propio país de origen y gentilicio. Adapten si lo encuentran posible y adecuado, el mensaje al contexto en donde viven. No se limiten a la letra del texto que habla de una lucha armada y consideren que se puede retomar como lucha ideológica, política o cultural. Pongan allí donde se mencionan a quienes Franco consideraba enemigos y problemas concretos de España en su época, a los propios que tengan ustedes aquí y ahora. Hecho todo esto: ¿no estarían dispuestos a asumir el espíritu de este texto y levantarse decididamente a proteger con todos los medios legítimos posibles a su propia patria, de aquellas ideas y personas que ponen en peligro la institucionalidad, la ley natural, el orden público, la economía, la veracidad en los medios de comunicación, el respeto y libertad de disenso?

He aquí las palabras de Franco. Sea para nosotros motivos de reflexión e insuflo de fuerza para nuestra propia lucha:

"¡Españoles! A cuantos sentís el santo nombre de España, a los que en las filas del Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio de la patria, a cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la nación os llama a su defensa.

La Constitución, por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total: ni igualdad ante la ley; ni libertad, aherrojada por la tiranía; ni fraternidad, cuando el odio y el crimen han sustituido el mutuo respeto; ni unidad de la Patria, amenazada por el desgarramiento territorial, más que por regionalismos que los Poderes fomentan; ni integridad ni defensa de nuestra frontera, cuando en el corazón de España se escuchan las emisoras extranjeras anunciar la destrucción y reparto de nuestro suelo. La Magistratura, cuya independencia garantiza la Constitución, sufre igualmente persecuciones y los más duros ataques a su independencia. Pactos electorales, hechos a, costa de la integridad de la propia Patria, unidos a los asaltos a Gobiernos civiles y cajas fuertes para falsear las actas formaron la máscara de legalidad que nos presidía.

Al espíritu revolucionario e inconsciente de las masas, engañadas y explotadas por los agentes soviéticos, se ocultan las sangrientas realidades de aquel régimen que sacrificó para su existencia 25 millones de personas, se unen la molicie y negligencia de autoridades de todas clases que, amparadas en un Poder claudicante, carecen de autoridad y prestigio para imponer el orden en el imperio de la libertad y de la justicia.


¿Es que se puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que estamos dando al mundo? ¿Es que podemos abandonar a España a los enemigos de la Patria, con proceder cobarde y traidor, entregándola sin lucha y sin resistencia?
¡Eso, no! Que lo hagan los traidores, pero no lo haremos quienes juramos defenderla".